Este año llegué a Lleida con la intención de no comer demasiado. Porque aunque no os lo creáis (y sé que os costará creerlo) me tengo que cuidar para mantener este cuerpo apolíneo que tengo. Pero la maratón que me he pegado este año ha sido de espanto y he comido como una vacaburra en celo... vamos, "muncho".
Se podría resumir básicamente en que me senté el 24 por la tarde-noche en la mesa, y me levanté en la madrugada del 26 al 27... ¿Y qué hacíamos esos días? comer, dormir, comer, comer, comer, desplazarse a otra casa, comer, comer, comer, dormir, comer, comer, comer... y no todas las cenas y comidas fueron agradables (aunque por suerte fueron las menos). Hay partes de la familia y "partes".
Con unos se te pasa el rato rápido, distendido, se hacen fotos divertidas y se juega a tonterías que te hacen tener un buen recuerdo de esos días. Pero también hay otro tipo de cenas dónde básicamente comes, aunque no tengas ganas. Ni te atreves a sacar una foto por si eres la causa de alguna ruptura familiar o algo. ¿Porqué? pues porque la conversación más interesante que puedes tener en esos momentos es:
- Comensal #1: Uff, vaya frío hace ¿eh? (después de echar un par de miradas por ahí y ver que nadie le hace ni caso e intentando abrir un diálogo amigable).
- Comensal #2: Vaaaya. (Típica respuesta a la típica pregunta tonta).
- Comensal #3 (mujer del comensal #1 -id haciéndoos un árbol genealógico en papel que no pienso repetirlo!-): Pues claro que hace frío, es invierno, INVIERNO, ¿Sabes? Que conversaciones más tontas tienes...
Comensal #1 agacha la cabeza y se traga todo su orgullo mientras el mundo se le cae encima.
(Resto de comensales; pensando, mientras hacen como que no han oído nada para que el comensal #1 no se sienta violentado): Coño con la tipa ésta!! como para pedirle la sal.
- Comensal #4 (intentando arreglar la situación): Pues la niebla que hace... ¡Buf! No apetece salir de casa ¿Verdad, comensal #1?
- Comensal #3 (interrumpiendo a comensal #4): Comensal #1, ¡La niña se ha ido detrás del perro! No estás a lo que tienes que estar y si le muerde pilla gonorrea tifoidea y se queda tiesa? claro, como tendré que cuidarla yo... (inserta aquí una verborrea del estilo donde ensalza sus virtudes maternas y menosprecia las paternas).
Lo mejor de estas cosas, es que dan pie a conversaciones de hermanamiento entre el resto de la familia cuando los comensales #1 y #3 (y su hija) no están presentes.
- Analista #1: Que mandona que es. No le deja ni a sol ni sombra. No puede respirar en paz el pobre chaval.
- Analista #2 (Que no traga demasiado a comensal #1): La culpa es suya, es un calzonazos.
- Analista #1: Hombre pues sí, parte de culpa tiene, pero es que la otra es una borde de cuidado.
- Analista #2: ¡Pero porque se lo permite! A mí eso no me pasa. Vamos, ¡Bueno soy yo para esas cosas! (añadirle unos aspavientos y un juego de manos dignos de un italiano).
- Mujer del analista #2 (ajena a la conversación): ¡Analista #2! Baja al coche y tráeme X. Que se me ha olvidado.
- Analista #2: ¡Sí, cariño! ¡Voy!
(Risas maliciosas)
Y al final, tampoco te lo pasas mal. Es como si estuvieras viendo la performance de un culebrón en directo. ¿Y enganchan eh? Porque te entretienes con estas cosas, aunque eso sí, sin parar de comer para que parezca que no te estás enterando de la situación.
Y luego hay frases épicas, de esas que estás bebiendo y te sale la coca-cola por la nariz, ¿Sabéis? que piensas, no es verdad, no es verdad lo que he oído. Os pongo un ejemplo:
- Comensal #5 de broma con comensal #2 (alias el vilipendiado): ¡Mariconsón! mira que no venirte a jugar a fútbol con los amigotes...
- Comensal #3 (alias la sargento) dirigiéndose a comensal #5: Pues sí, un poco amanerado sí que es. Tiene algunas poses...
(silencio, vasos y cubiertos inmóviles a medio camino entre la mesa y la boca; algun ataque de tos provocado para hacerse el tonto)
- Comensal #5: Ja, ja, ja ...
(meneo de cabeza del comensal #2).
¡Y yo partiéndome la caja! Como todos los presentes sin demasiado parentesco directo, supongo, vamos.
También hay otro tipo de conversaciones, y son las entrañables. Tengo un tío mayor, de unos 70 años, que se ha pasado la vida en una granja de pollos trabajando 7 días a la semana y que lleva como 5 años jubilado y empezando a vivir la vida. Ahora está separado y tiene una nueva "novia". Pues bien, la conversación fue tal como ésta:
- Novia de mi tío: ¡Oscar! No quieras saber como se ha espabilado tu tío desde que está conmigo. ¿Sabes que llamó a Barcelona?
(Mi tío se sonríe de oreja a oreja mientras se hinche cuán largo es. Sólo le faltaba cogerse los pantalones ajustárselos y haber dicho, -con voz de De Niro- soy muy bueno, tío).
Como podéis pensar me quedé descolocado. Y sólo acerté a repetir como un idiota: ¿Has llamado a Barcelona?
- Mi tío: Sí, a "mama musi" (o algo así. Supuse que intentaba pronunciar algún anglicismo). He llamado para eso de Radio Tele Tasi ese, que te mandan discos.
- Yo: ¡Ah! que has llamado a Barcelona. (todavía sin entender demasiado).
- Mi tío: Sí, es la primera vez que llamo tan lejos. Y me dio una vergüenza... y eso que sabía que no me podían ver, pero me puse colorao... (risas de él y su novia).
- Novia de mi tío: Tendrías que haberle visto. Todo tieso, que parecía que estaba formando, y repitiendo todo el rato: "si señorita, si señorita". (más risas).
Y la verdad es que te ríes mucho con ellos. Por no alargarme más omitiré la parte en la que me intentaban explicar su salto de los casettes a las "cosas esas redondas muy finas" y su proeza al ir a comprar "un aparato de esos que reproducen las cosas esas redondas con el agujero en medio".
En fin, han sido unos buenos días, aunque ya necesitaba un tiempo muerto para volver a la vida normal. Que todo cansa. Espero que todos hayáis tenido unos buenos días de fiesta, y hayáis disfrutado de las Navidades en compañía de quiénes más apreciáis ;)
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4 comentarios:
Joer! eso si que son cenas familiares interesantes!, y no las mías!. Seguro que de allí me salen unas cuantas ideas para un guión Almodovariano!!
No habrás cenado con mi familia no¿¿?? jajajajajaja
pues si... todas las familias tienen esas cosas... menos mal que nos queda la tele para evadirnos...
Lo mejor... es cuando tedejan elegir entre los colegas y la familia. En mi caso ni eso.. acabo hasta la coronilla de tanta cena/comida/almuerzo/merienda/desayuno/resopar de tanta gente.
Menos mal que me volví a Madrid el 29. Tranquilidad...Ains XD
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