Miedo

La verdad es que tengo mil cosas que contar y no sé por dónde empezar. Así que empezaré por el miedo que pasé al irme a acostar el día de la fiesta.

Cómo sabéis, la Mamma Della Piedra ("Il Capo" para la familia) accedió a venir a la fiesta (bueno, más bien se invitó y nos amenazó de muerte como os contaré, pero con la mafia no se juega y usaré varios eufemismos a lo largo del texto para asegurarme que llegaré a ser doctor antes de morir...). Después de asegurarnos que iba a criticar todos los aspectos de la fiesta y decirnos que la venganza se sirve fría, llegué a olvidarme de sus amenazas a medida que bebíamos y avanzaba la fiesta... pero me dí de bruces con la realidad cuando una vez finalizada, fui a acostarme.

Al ir a destapar la cama, una cabeza de OSO aguardaba en mi almohada... ¡Sólo mi valentía me permitió no salir gritando! (*sigh*) y tras ahogar un grito de terror, me pregunté si era el único que había recibido tal amenaza... y no, todos los habitantes masculinos del piso corrieron la misma suerte (la chunga de la pollina parece estar metida de lleno en el ajo porque se reía y parecía cómplice de todo el asunto), por lo que hoy, al salir a la calle no he podido más que ir echando un ojo atrás todo el rato.

También es cierto que parece que fuí el único que se dió cuenta. David llevaba tal moña encima que se acostó encima de su cabeza de oso... fue María la que le dijo, oye, ¿No has visto ésto? a lo que el avispado gallego respondió: "Sí, una cabeza de oso" (NOTA: en la cabeza de David en ese momento, fluían los siguientes pensamientos: "Anda que ésta, vaya preguntas tontas que tiene..." -imaginároslo como un episodio de los Simpson en el momento que Homer piensa algo, que bien pensado, tampoco hay tanta diferencia-). Animalico, que pensaría uno, porque hasta la mañana siguiente no le dió por reflexionar lo que eso significaba. Monty por su lado, al avisarle y comprobar que también había sido amenazado, tuvo la reacción natural de abrazarse a la fregona (a esas alturas de la película, íntimos... y a mí no me gusta hablar... que la gente "es mu mala", pero desde entonces, duerme con ella... que lo sé yo. Se la mete en el cuarto por la noche y la saca por la mañana temprano para que no nos demos cuenta, pero desde la fiesta, algo surgió entre ellos).

Así, estimados lectores, es un hecho que nuestras vidas penden de un hilo... de un hilo de Gucci o Dolce Gabanna, ya me entendéis, y a menos que contentemos a la Mamma, parece que tenemos las horas contadas. Así que si lees ésto, ¡Mamma! nunca quisimos ofender a la familia, si ni siquiera sé escribir ¡¡baffanculo!! Mata al gallego y conténtate con él; que con su vida "ajetreada" se lo merece más que nadie. Ya sabes... (hoy dormiré con la luz encendida por si las moscas).