domingo, 27 de julio de 2008

A trancas y barrancas...

Hace una semana celebramos el cumpleaños de nuestra pollina que ya se hace vieja (y mucho, diría yo!). Nos llevó a cenar a un sitio espectacular, dónde no sólo el servicio y la comida fueron espectaculares (y en pleno centro de Barcelona a precio muy competente) sino que descubrimos a todo un Bob Dylan de los suburbios que nos alegró la noche con un recorrido musical lleno de mala leche, ironía y mucha pasión.

Pero bueno, lo importante es que luego nos fuimos al Sidecar de marcha un rato, y allí estábamos hasta que:

David: Oye, ese tío de ahí, ¿A quién os recuerda, no se parece al tío del hormiguero, al de las greñas que hace una de las hormigas?
*Oscar y María se giran*

#Greñas saluda con la mano.

(María que se va para él)
Pollina: ¿Sabes a quién te pareces?
Greñas: No, ¿A quién?
Pollina: Al pavo ese del hormiguero de cuatro...
Greñas: Ah sí, a mi amigo también se lo dicen.

(María estaba con el greñas y no oía lo que hablábamos)
#Oscar le da un codazo a David.
Oscar: Coño, ¡El otro!

Pollina mientras mira al amigo: Ah, pues vaya, sí que se parece sí, que curioso...

(María sigue hablando con ellos mientras nosotros comentamos que vaya por Dios! mira que casualidad que encontrarnos a las dos "hormigas" por aquí...)

#María vuelve a dónde estábamos.
Oscar: Joer, que gracia no?
David: Ya te digo...
María: Pues sí!

(seguimos a lo nuestro, al cabo de un rato)
Oscar: Con lo que le gustan a mi compañera de despacho estos dos, cuando se lo diga!
María: Ya, pero no eran ellos.
Oscar: Cómo que no?
María: Que no.
Oscar: Qué sí.
David: Sí que son...
María: Que no, no son...
A Dúo: Que sí!
María: Que no!
#Mirada de circunstancias
Oscar: ...
David: ...
María: Coño!

(María que se va para allí y vuelve al cabo del rato)
Oscar: Qué les has dicho??
María: Pues nada, que no me va para nada el rollo groupie, y que he ido a hablar con ellos pensando que no eran ellos! sino no voy ni de coña. Así que les he pedido perdón...
David: Y que te han dicho?
María: Que soy muy salá!
*risas*

Al cabo del rato viene hacia la barra trancas (el greñas) y se pone a hablar con nosotros.
Trancas: Es la primera vez que viene alguien a pedirnos perdón por habernos identificado...
Oscar (por lo bajini): Fijo que la sacan en algún programa de la próxima temporada.
María: Madre de Dios que verguenza!!
María: Dicen estos dos que lo van a poner en nuestro blog.
Trancas: Da igual, seguro que sólo un puñao de frikis leen vuestro blog.
(#Comentario del autor, es decir, yo: Sí, sólo un puñao de frikis, pero aquí está :P)
*más risas*

Al final resultaron ser bastante majos, y no se agobiaban si les hablabas y demás. Nos hizo gracia que con ellos iba un cámara, que cada vez que alguien les decía algo, él se identificaba. "Y yo soy el cámara!" (sin comentarios, pensad lo que queráis xD). Pero el cacao de María fue antológico, nos reímos un buen rato. Pollina, que no te enteras, ni a trancas y barrancas ;)

Pdta: Felicidades de nuevo pollina! :)


Está bien, pero le falta algo...



http://xkcd.com/451/

sábado, 19 de julio de 2008

A vueltas con el loro

Esta semana el loro ha estado especialmente activo. Ya no me ignora y al pasar por su lado me hace ruiditos como al resto de transeuntes. La novedad, es que ha aprendido a reproducir el pitido de los camiones y camionetas cuando van marcha atrás, con la consiguiente molestia que os podéis imaginar.

Por cierto, ayer me obsequió con una lograda imitación de una tragaperras al pasar por su lado.

Diantre de bicho.

domingo, 13 de julio de 2008

La cosa esa del cine

Aunque creo que ya lo he comentado más de una vez, lo mío es el cine. Si, ya se que trabajo de puto informático (entiéndase puto en referencia a que los informáticos tenemos que prostituir nuestro trabajo todos los días), pero lo que de verdad me mola a mí es el cine. No solo verlo, me gustaría dedicarme a ello.

Tengo suerte, hace tiempo que estoy metido en una asociación en la que me puedo dedicar a los trabajillos audiovisuales. Somos como una gran familia, y no nos falta de nada, tenemos al gay, al tuno, al tunante, etc XD. Bien, el caso es que gracias a este gente he podido estar en varios rodajes, y compartir el glamour del cine....Glamour?

No, si algo se aprende, es que en el cine no hay glamour. Quizá hay glamour en Hollywood, y quiza las estrellas tienen glamour. Pero en España, y en los rodaje s de presupuesto zero, no lo hay. Lo mas normal es estar apelotonado todo el día, haciendo trabajos eminentemente físicos, como aguantar focos, subir cajas 5 pisos sin ascensor, etc. Y también te acostumbras a mear detrás de unos arbustos, a comer comida basura de verdad (patatas fritas, croissants, etc). Como véis, ¡todo un lujo lleno de glamour!

Eso si, luego, cuando estás una noche en una disco, y le estas entrando a una chica, y le dices que trabajas en cosas del cine...ah, ese momento, cuando se le abren los ojos. ¡Eso no tiene precio! (para todo lo demás, MasterCard)

jueves, 10 de julio de 2008

La Insportable Levedad de la Mirada del Loro

Cuando salgo de casa todas las mañanas, una de las primeras cosas que veo es a un loro.
De camino al metro o al bicing, hay un restaurante (gallego, como no) que de la puerta cuelga un loro en una jaula. Me había olvidado de él porque durante el invierno el loro no sé dónde está, lo deben guardar dentro para que no pase frío o lo deben dejar en casa, pero en verano y primavera, el loro se pasa el día ahí, y se deja notar. Vaya que si se deja notar.

En mi (corta) vida nunca antes había "tratado" con un loro. Bueno sí, una vez en un cámping una pareja al lado de nuestra tienda de campaña tenía un loro con ellos. Pero ese loro era simpaticote y muy tranquilo. De tanto en tanto hablaba con los dueños pero se pasaba el día meciéndose en su balancín y ya. Éste en cambio, no, éste es un loro de bar. Un terremoto, vamos, que no para quieto. Tiene una mirada de cabroncete que no puede con ella y no para de entretenerse con la gente que pasa por la acera (que por otra parte, el pobre, no es que tenga muchas más cosas que hacer). Pero parece pasárselo bien.

El bicho es un tanto peculiar. Si tú le miras, él te mira, y tienes la sensación de que está mirando tu alma. No es como un perro o un gato cuya mirada está vacía. El loro te mira. Y a veces tiene cosas que parecen humanas, como la costumbre de girar la cabeza cuando te observa como si mostrara interés... Y cuando no observa, se dedica a hacer "ruidos" cuando la gente pasa. Lo bueno es que hay mucha gente que no sabe que el loro está ahí y se lleva unos buenos sustos ante las insolencias del bicharraco.

Recuerdo una mañana que una mujer (de cadera ancha, muslos anchos, brazos anchos... ya me entendéis) pasó por delante del loro y a éste no se le ocurre otra cosa que silbarle. Pero no silbó como silban otros pájaros, no, silbó con picardía. Con mala leche vamos. El tono del silbido era el típico que si no sabes que te lo hace un loro, te lo tomas a mal. Y la mujer pilló un rebote impresionante, y miraba para todos lados a ver quién le había silbado... hasta que se dió cuenta que había sido el loro. Entonces se puso roja y siguió andando. Cuando pasé yo por delante del loro allí estaba, mirándome con su mirada inquisitiva y a la hora pasota. Sólo le faltaba sonreir y haberme dicho: "Has visto como vacilo a la gorda?".

Luego está cuando le da por imitar un ruido de alarma o a algún otro bicho. Incluso le vacila a los perros que muchas veces se llevan unos buenos sustos. De hecho creo que él es consciente de que está medio escondido y la gente no le ve y disfruta, deliberadamente, haciendo ruidos para sorprender a sus víctimas. Vamos, sólo le falta ponerse a reir como Pulgoso cuando la gente da saltos. Encima, si alguien, alguna vez, después de la sorpresa, se le acerca desafiante, él se pone más chulo todavía y abre las alas de forma provocadora mientras grazna. Está hecho todo un personaje.

La cuestión es que ahora parece que se ha acostumbrado a mí. No tengo ni idea si un loro acaba por reconocer a la gente o qué, pero a mí ya ni me silba (habré perdido el sex-appeal?) ni me hace ruiditos. Simplemente, me mira; me escruta, y pasa de mí.

Pero en general le debo unas cuántas risas de buena mañana. Hay veces que pienso cómo un loro puede ser tan hijo de puta (con perdón). Está ahí, pasota de la vida, divirtiéndose con la gente que pasa, meciéndose en su columpio y cuando le rota, comiéndose unas pipas. Pero en el fondo me ha acabado por llamar la atención de tal forma, que cada día me descubro pensando de camino al metro, que estará haciendo hoy? y no hace nada, está ahí y me mira.

En definitiva, es un pequeño cabroncete con una buena "filosofia de vida" (si se puede decir así) que en el fondo, me cae bien. Todo un personaje.