viernes, 13 de junio de 2008

Symphony of Destruction

Hace días que no para de llover en Barcelona. Cada dos-tres días llueve. Y bien que nos alegramos todos, porque la cosa se estaba poniendo fea hasta llegar al punto de empezar a hacer "mini-trasvases" que no contentaban a nadie. Así que la llegada de las lluvias ha sido como volver a renacer: Barcelona está más bonita que nunca (verde a no poder más) y su aire vuelve a ser respirable; el ambiente se ha limpiado de polución y en definitiva, se hace mucho más agradable disfrutar de estos días. Si ya es de bonita de por sí, esta primavera está siendo especialmente agradable.

Y a eso hay que sumarle el redescubrir ver llover. Me he pasado varios días, como un tonto, viendo caer agua del cielo. Supongo que un gallego, un noruego o un holandés deben pensar que soy gilipollas, pero hablando con la gente de Barcelona, se puede decir, que en general, en esta ciudad se ha vuelto a redescubrir ese viejo placer: sentarse y ver llover. Sin más. El olor a tierra mojada y algo tan espectacular como la lluvia por fin vuelven a atraer nuestra atención. Y es que muchas veces no se valora lo que uno tiene hasta que falta!

Y bueno, diréis, y a que viene ésto con el título del post? pues viene a que mi departamento (y por tanto mi despacho) está casi a las afueras de Barcelona, subiendo por una pequeña montañita que en el último tramo, está a medio asfaltar todavía. Hay un pequeño sendero de cemento que se cuela hasta el corazón del campus nord y a los lados, tenemos matorrales, tierra y en definitiva, campo.

"Vale sí, y que tiene eso de simfonía de la destrucción?, llueven bombas en Barcelona?" Obviamente no. Pero en estos días de lluvia, los caracoles han aparecido en todo su esplendor. Todo el campo está lleno de caracoles, y muchos de ellos, atraviesan, diligentemente, el sendero de cemento que conduce hacia el campus; resultado: cientos de cuerpecillos babosetes inertes aplastados se extienden por el camino; fruto del sadismo o el despiste de los transeúntes.

Y no voy a caer en la gracia de discutir las razones filosóficas de porqué el caracol cruzó la carretera (pues porque el matorral de enfrente alberga un par de ensaladas silvestres ocultas, que les llaman como las sirenas a Ulises -con la diferencia de que ellos no tienen manos para atarse a un mastil-) sino en que me di cuenta de este detalle cuando estaba escuchando en mi flamante mp4 Symphony of Destruction de Megadeth. Da que pensar lo peligroso que puede ser el instinto de cualquier ser hoy día si se cruza con nosotros...

"Just like the pied piper
Led rats through the streets
We dance like marionettes,
Swaying to the symphony...
Of destruction"

Os adjunto un vídeo en youtube y la letra para que veáis qué irónico puede a llegar a ser el destino:

Megadeth - Symphony of Destruction

Lyrics

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola envre!
Seguro que las razones filosóficas se deben al marco de referencia de la comida y el caracol :P
Me he quedado a cuadros cuando a mi me llamas hippie y tu escuchas Megadeth!!! (eso si, yo en mi mp3 de primera generación, :()
En cuanto a la canción, pensaba que había caído una lluvia ácida en barcelona, o algo así... hasta que vi lo de los caracoles.
¿Es posible que sigamos alternando el curso de la naturaleza de tal forma?